Un héroe con debilidades
Entre los mayores entusiastas de Porsche no son infrecuentes quienes buscan ir más allá de los límites establecidos, transgredir pero manteniendo siempre la elegancia. Y no es algo exclusivo de los hombres. La diseñadora Jil Sander, precursora de un revolucionario y carismático look femenino, conducía un Porsche en los ochenta. Martina Navratilova, la reina del tenis, también tenía uno. Y por supuesto, Kate Moss, la supermodelo de los noventa. Sus amigos le regalaron un Porsche 911 de color negro por su 40 cumpleaños. Conocían su debilidad por las estrellas del rock and roll y su desenfrenado estilo de vida, y sabían que, con un Porsche, Moss seguiría proyectando esa imagen. Era el arquetipo perfecto de una nueva clase de mujer: independiente, con estilo propio y tan aventurera como cualquier hombre. Se apropió del 911 con su look desenfadado, enfundada en pitillos negros, botas de piel vuelta negras y cazadora de cuero negra.
Los años 2000 supusieron una nueva definición del prototipo de hombre al volante. Basta con pensar en Hank Moody de Californication, alias David Duchovny, circulando por las calles de Los Ángeles en su Porsche 911 Cabriolet con un faro fundido. Aquí observamos de nuevo la mencionada fusión entre la personalidad del propietario y su automóvil, pues el Porsche 911 de la serie guarda mucha similitud con su dueño: un poco ajado y desaliñado, pero con buena planta. El Porsche posee el alma y el corazón de Moody, e incluso cuando lo vemos andar con sus tejanos desgarrados por Venice, distinguimos en él un nuevo héroe. Un héroe consciente de sus propias debilidades y que no trata de esconderlas.
La obsesión como motor
Algo muy similar sucede con el coleccionista de Porsche Magnus Walker. Con sus rastas y su barba infinita, su aspecto dista mucho del de muchos propietarios de Porsche. Nacido en Inglaterra, de estudiante emigró a Los Ángeles con un par de dólares en el bolsillo e hizo fortuna personalizando ropa. Un buen día, se puso a trastear en un 911 en su taller y el resultado fue un automóvil a su propia imagen y semejanza: strictly underground. Y, no obstante, le catapultó a la fama. ¿Por qué? Porque no solo posee varios Porsche, sino que además le impulsa la obsesión.
El actor Patrick Dempsey, que ha corrido varias carreras para Porsche, se transforma en un filósofo al tocar el tema de su colección de Porsche. «Para mí, la atracción es tan poderosa porque los Porsche poseen energía masculina y femenina a partes iguales. Creo que representan una forma de modernidad clásica. Frank Lloyd Wright diseñó la primera tienda de Porsche en Estados Unidos. De la idea de una modernidad clásica siempre acorde con los tiempos habla también el aficionado y artista Richard Phillips. Una vez vio en los Hamptons a un músico montando un estudio de grabación en el interior de un Porsche. «Pensé: ¡qué pasada! Conducir y reflexionar sobre el arte es como pintar en pensamientos». Pero no solo eso. Para Phillips, su deportivo, un 911 Turbo color blanco Grand Prix es una manifestación estética, la base de la vida cotidiana de un artista.
La estrella del tenis Maria Sharapova va incluso más allá. Para ella el 911 representa una suerte de feminismo moderno: «Es una forma de rebeldía: ser mujer y tener poder. Me gusta esa sensación que transmite». Un sentimiento que conocen muchos amantes de Porsche: el automóvil como reflejo de una vida distinta de la del resto.
Esta actitud vital va estrechamente relacionada con el lujo que supone conducir uno mismo. Algo que debe permanecer en Porsche. ¿Un Porsche sin volante? «Los Porsche serán siempre automóviles que uno quiera y pueda conducir», afirma Lutz Meschke, Vicepresidente de la Junta Directiva de la Porsche AG y Director de Finanzas e IT. «El privilegio de conducir seguirá siendo lo más importante en un Porsche. Esperamos que aún por mucho tiempo. Nuestros deportivos serán de los últimos que sigan teniendo volante».
Tal vez eso sea precisamente lo que distinguirá a Porsche de la competencia en el futuro, su valor añadido: la exclusividad de poder conducir uno mismo. El volante como nueva definición de lujo.
Para individualistas
Desde hace más de 30 años, en la Porsche Exclusive Manufaktur se personalizan automóviles de acuerdo con las especificaciones de los clientes. Con una tecnología en constante cambio, en la era de la digitalización la tendencia hacia la individualización irá cobrando cada vez más importancia. En la actualidad ya se vislumbra una cierta inclinación por los diseños de inspiración histórica. Muchos clientes quieren automóviles modernos con el aspecto de su «viejo» 911 o algún otro icono del pasado.
Más información en: porsche.com/exclusive-manufaktur
Texto Anne Philippi
Fotografía William Claxton/COURTESY, David Sims/TRUNK ARCHIVE