Conducir como los profesionales
La conducción autónoma llegará, no cabe duda. ¿Pero es realmente lo que queremos?
Los automóviles son cada vez más inteligentes y más seguros. Tienen ABS, programa electrónico de estabilidad, asistentes de mantenimiento en carril, retrovisores con antideslumbramiento automático y luces adaptativas, caja de cambios de doble embrague, función start-stop automática, regulador de distancia y asistentes de frenado de emergencia. Los sistemas automáticos de ayuda al aparcamiento demuestran que la conducción autónoma puede ser muy agradable y confortable.
Para los técnicos de los departamentos de desarrollo supone todo un reto conseguir que los automóviles tengan cada vez más y mejores sensores, más conexiones, programas de software que imiten los reflejos humanos y sistemas inteligentes de control. Equipados de esta manera los automóviles pueden circular por sí solos, es decir, de forma autónoma, en el mejor sentido de la palabra. ¿Pero es esto lo que realmente queremos?
Sí y no.
Por una parte, los sistemas electrónicos de control, a diferencia de las personas, no se dejan distraer por la música, la belleza del paisaje, los accidentes del carril contrario, el móvil, los niños o los acompañantes. En el mejor de los casos podemos esperar que los coches autónomos:
- escaneen el carril izquierdo antes de adelantar
- no intenten adelantar a un camión a prácticamente la misma velocidad durante más de medio minuto, sino que en caso necesario reduzcan la marcha y acelerenadelanten rápidamente a tractores en cuanto el radar delantero indique vía libre
- Traktoren zügig passieren, sobald das Frontradar freie Fahrt signalisiert, und
- circulen por la derecha si no se quiere correr demasiado, dejando así libre el carril izquierdo.
Lo ideal sería que la conducción autónoma permitiera circular con fluidez, puesto que los sistemas de control evaluarían ininterrumpidamente la situación inmediata del tráfico, volviéndose la conducción más relajada y segura. Pero por otra parte, un vehículo autónomo raramente podrá circular por el bucle norte del circuito de Nürburgring con la soberanía y rapidez de un Walter Röhrl en el 918 Spyder. Hasta los ordenadores más inteligentes carecen del sexto sentido en la conducción, de la capacidad de anticiparse, de adivinar situaciones y comportamientos, y por supuesto, del conocimiento intuitivo de los límites.
La conducción deportiva, y por tanto el conductor activo, forman parte del equipamiento básico de
Claro que para el conductor de
Por ello,
En el caso ideal,
Texto Max B. Oertel