John, Paul, George, Ringo & Klaus
Klaus Voormann ha dedicado toda la vida a dos cosas: la música y el diseño gráfico. En un momento decisivo de su vida ambas líneas se cruzaron y le llevaron al éxito. Berlinés de nacimiento, hace 50 años Voormann diseñó para los Beatles la legendaria portada del LP Revolver. Se lo había pedido John Lennon, su amigo de los días de Hamburgo.
No es un piso, son unas cuantas habitaciones diminutas en la buhardilla de un edificio londinense, en el barrio Parliament Hill, justo lo suficientemente grande para darle a la bañera un espacio en la cocina. Pegada a la bañera, una pequeña mesa con un tablero de dibujo, una pluma, tinta y unas tijeras. Estamos en el año 1963. Klaus Voormann se ha mudado de Hamburgo a Londres siguiendo el rastro a los Beatles. Poco antes había conocido a John, Paul, George y Ringo.
Tres años después el talentoso bajista y diseñador gráfico Voormann está tomando un baño caliente. Los Beatles se han convertido en estrellas internacionales y su viejo amigo apenas les ve.
Cuando suena el teléfono, poco puede imaginar que posiblemente esta será la llamada más importante de su vida. Christine, su novia de entonces, contesta el teléfono y le anuncia: «Un tal John quiere hablar contigo». Voormann pregunta al auricular: «¿Qué John?».
«El tal John» va al grano: «It’s me, you silly bastard!». Esta voz, con ese rudo tono cargado de afecto, solo podía pertenecer a John Lennon. Tiene una pregunta: «¿Tienes alguna idea para la portada de nuestro nuevo disco? Ya sabes, es para ese grupo que nadie conoce, ni siquiera nuestro viejo amigo Klaus». Voormann reflexiona un momento. Tiene una. Y qué idea.
Así comienzan las leyendas.
El resultado de este episodio telefónico no solo es un álbum de los Beatles que romperá radicalmente con el pasado de la banda, sino también una portada de LP que hará historia en el mundo del diseño. Revolver, que es como se llama el álbum, da forma visual a la nueva orientación de la cultura pop.
Antes de cumplir los 20 años Klaus Voormann, nacido en Berlín e hijo de médico, se trasladó a Hamburgo para estudiar diseño gráfico. Ya llevaba consigo su primera pasión: el amor por la música. Tomó clases de piano y más adelante cursos intensivos de guitarra clásica, lo que se convertiría en el fundamento de su significativa carrera musical. Su interés por el jazz y por músicos como Miles Davis o el saxofonista tenor Sonny Rollins despertaron su interés por el saxofón. Paralelamente, su talento por el diseño gráfico resultó una buena oportunidad para ganar dinero, y con 20 años ya había diseñado varias portadas de álbumes para una gran productora de Hamburgo. Un talento que finalmente le llevaría a diseñar más de 100 portadas de LP, con Revolver como insignia e icono del diseño. Pero también es famosa su colaboración musical en álbumes en solitario de Ringo Starr y George Harrison, así como sus dibujos para portadas de los Bee Gees y Gary Wright.
Lo extraordinario de la vida de Voormann es cómo ha combinado las artes plásticas y la música. El diseño de portadas de discos no tiene nada o casi nada que ver con su talento para la música. Y muy posiblemente Voormann no fuera consciente de su talento musical hasta que en el Londres de principios de los sesenta, una época en la que arrancaba una revolución musical, se le ocurrió comenzar con el bajo. «Gracias a la guitarra española era realmente bueno», reconoce Voormann, lo que es mucho, conociendo su reservado carácter hanseático. A principios de 1966 se incorporó a la banda de Manfred Mann, que en los años siguientes lanzó numerosos hits.
Fue precisamente durante esa fase de reorientación cuando apareció la oferta de los Beatles. «Siguieron semanas agotadoras, días de trabajo extremadamente largos, demasiado tabaco y demasiado poco descanso. El día que John me llamó me dirigí a los estudios de EMI y la banda me dejó escuchar sus grabaciones. Me quedé sin palabras. Esa no era la música que yo había oído en Hamburgo. La música de los primeros LPs de los Beatles con la que habían enloquecido a sus fans», recuerda.
Científicamente, Revolver es considerado una guía de la innovación musical. El álbum transporta progresivas notas psicodélicas y las mezcla con la técnica experimental del estudio. El resultado: una combinación de nuevos sonidos, nunca oídos hasta entonces. Desde el principio el LP se comercializó muy bien. Y así, Revolver –que no se refiere al arma, sino a los giros que da el disco en el tocadiscos– fue el paso lógico intermedio antes del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, con el que los «Fab Four» dieron en 1967 el siguiente paso hasta completar un álbum puramente conceptual.
Lo más fascinante de Voormann es su equilibrio. No le faltarían motivos para hacerse publicidad a sí mismo con su extravagante pasado y sus escapadas musicales. Por ejemplo con los dos Grammys que obtuvo, en 1967 por la portada de Revolver, y en 1972 por su colaboración con George Harrison en el legendario álbum Concert for Bangladesh. Pero los Óscars de la música están sencillamente guardados en una pequeña caja de cartón marrón. En un lateral está escrita con rotulador la palabra «Grammy». Sobre sus actuaciones con la banda de John Lennon Plastic Ono Band, con Ringo Starr y George Harrison, solo habla cuando se le pregunta directamente. Vive totalmente relajado en una vieja casa de campo al sur de Múnich. Interrumpe nuestra entrevista de forma natural cuando algún paseante se detiene y le pregunta si puede comprarle algún dibujo. «Vuelva mañana, tendré más tiempo para usted», responde.
Nadie diría que este hombre de complexión delicada y vivos ojos sigue viendo a Paul McCartney y haciendo música con Ringo Starr. ¿Aires de grandeza? En absoluto. Esto explica por qué en Klaus Voormann no se encuentra ningún símbolo de estatus. ¿Y su pasión por los automóviles?
«Cuando éramos pequeños entre los matorrales del jardín mi hermano y yo construimos dos circuitos paralelos de carreras con curvas cerradas en las que competían nuestros bólidos, y mi
Cuando en 1972 colaboró como bajista en la grabación del tercer LP de Ringo Starr, más tarde conocido como Ringo, «Ringo alquiló un coche para mí», recuerda el momento
Voormann sigue llevando la melena tan larga como en los relajados años setenta, solo que ahora es gris. Son los rastros que deja el paso del tiempo, pero la esencia del diseñador y músico ha permanecido casi intacta. Voormann habla sin parar con un ligero tono inglés mezclado con un inconfundible acento hanseático. Rebosante de energía y muy contento nos muestra el taller de su casa junto al lago Starnberger See. Un cuartito diminuto repleto de historia. Allí tiene almacenadas cajas de cartón con los letreros «Twiggy» (con dibujos de la modelo realizados por él en los años sesenta para Vogue), «Ringo», «Manfred Mann», «George», y otros más. El «Sideman», como él mismo se autodenomina, ha archivado aquí su vida sin ninguna pretensión ni sentimentalidad, pero con una satisfecha mirada dirigida siempre al futuro. Acaba de preparar una novela gráfica sobre la creación de la portada de Revolver. Sus dibujos se publicarán ahora en forma de libro.
El diseño es obra de su hija Ruscha y los textos de su mujer Christina. Un libro que reflexiona sobre la época de juventud de Voormann. El «Sideman» describe qué hace que esta época de los Beatles sea tan peculiar: «Disfrutábamos de unos niveles de libertad que a principios de los cincuenta, directamente después de la guerra, habrían sido inconcebibles». Hubo diseñadores que eliminaron radicalmente todos los adornos y elementos decorativos que hasta entonces habían desdibujado las líneas claras. Así surgieron, por ejemplo, los legendarios equipos estéreo de Braun. O un bajo de precisión que se reduce a la que debe ser su función: hacer música. Y también el
De este modo, la famosa portada refleja perfectamente la esencia de Voormann: la narración de historias sin ponerse a sí mismo en primer plano, dejando participar a los demás de sus conocimientos sin arrollar al observador. Concentrarse en aquello que uno sabe hacer y que considera personalmente importante: la estética, la perfección y la amistad.
Texto Jürgen Lewandowski
Ilustraciones Klaus Voormann
Fotografía Markus Bolsinger