Porsche - Con mucho tacto

Con mucho tacto

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Transformación: la fase de fresado representa un paso importante en el traspaso del modelo digital al modelo físico. Aquí surge un automóvil hecho de plastilina industrial llamada clay.

Los maquetistas tienen que resolver una tarea clara – hacer visible y tangible el coche del futuro. El resultado: relucientes modelos a escala 1:1. En el Centro de Desarrollo de Porsche en Weissach se fresa, sinteriza y modela con tecnología punta y a buen ritmo. Una mirada entre bastidores.

Un mundo secreto en el subterráneo. Solo las claraboyas de los grandes patios interiores dejan que la luz natural ilumine los largos corredores de altas y claras paredes proyectando sus delicados reflejos en el brillante suelo. En las plantas situadas más arriba, los diseñadores de Porsche trabajan en el desarrollo de los –todavía secretos– modelos del futuro. Allí imaginación y fantasía se aúnan para dar lugar a ideas concretas. Una ingente capacidad creativa que solo espera la oportunidad de tomar forma.

En los talleres de Construcción de Modelos y Prototipos, es donde se materializan los diseños. A partir de los impulsos creativos y los primeros bocetos, en el Departamento de Diseño se elaboran primero modelos CAD. En la planta baja los bocetos adquieren cuerpo por primera vez, cobrando sustancia, materia y masa real. Aquí es donde surge todo y casi en cualquier tamaño: desde la miniatura tamaño maleta de viaje hasta el modelo de un coche conceptual a escala natural que se podría perfectamente confundir con uno de verdad.

A través del cristal de plexiglás de las puertas de seguridad, Philip Morsey mira concentrado la fresadora de portal de cinco ejes en cuyo enorme cabezal se está alojando firme pero delicadamente una fresa del grosor de un brazo. A continuación, los afilados dientes se ponen en marcha hacia unos bloques de espuma verde situados en la superficie de una enorme caja de madera en estado aún relativamente bruto.

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Increíble: de la caja de madera surge un modelo a escala natural del Mission E.

A Morsey, Director del Área de Construcción de Prototipos, le divierten las miradas interrogativas de los visitantes: «De aquí saldrá un modelo a escala natural del futuro deportivo con motor eléctrico, es decir el Mission E. Los ingenieros necesitan un modelo realista para realizar las pruebas aerodinámicas y relativas al flujo de aire refrigerante a través de las baterías de alto rendimiento», explica señalando la caja de madera. «Los elementos espumados definen al milímetro lo que más tarde será la superficie de la carrocería. Por tanto la fresa marca ahora los puntos de referencia exactos para el posterior desarrollo. Pero también podemos fresar modelos enteros a escala natural a partir de un solo bloque». El expectante público sigue con la mirada el movimiento de la fresa de un punto a otro. Pasados unos minutos, Philip Morsey se da la vuelta y se apoya en la pared esbozando una relajada sonrisa. Recorre con la mirada el interior del edificio y revela: «No se lo van a creer, pero primero se fraguaron los cimientos de la nave, después se construyó esta fresadora de portal de 116 toneladas y, finalmente, se erigió el edificio a su alrededor. Primero fue la fresa y luego la nave».

Hace una pequeña pausa para que el mensaje cale en sus oyentes y, a continuación, les dirige a una sala contigua mientras prosigue sus explicaciones: «Pero producir modelos de diseño es tan solo una parte de lo que hacemos aquí, aunque sea una parte especialmente emocionante y glamurosa». Estos modelos también permiten a la Junta Directiva imaginar el aspecto real que tendrá el coche. «Gracias a ellos, se hace literalmente tangible un nuevo producto. Algo extremadamente importante».

Christian Looman, responsable de los Talleres de Construcción de Modelos dentro del equipo de Morsey, que hasta ahora ha estado escuchando atentamente, añade: «Cuando los esbozos e ideas se convierten en un modelo concreto, los diseñadores tienen la oportunidad de seguir desarrollando su idea. Pueden ver dónde el diseño del vehículo ya funciona y dónde se puede corregir la proporción o la forma». Para Looman, la importancia del modelo físco radica en que sin él no sería posible obtener una respuesta fundada. Y gracias a la más moderna tecnología y a la experiencia de los modeladores, su equipo puede trabajar con gran rapidez, lo que acelera también enormemente todo el proceso de diseño y desarrollo.

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Philip Morsey (dcha.) y Christian Looman observan el resultado.

Philip Morsey abre una puerta que da a una nave dividida en varios talleres pequeños, en los que hay máquinas del tamaño de una nevera, una de ellas en medio de bidones llenos de un polvo blanco. «Comúnmente, estos equipos se conocen como impresoras 3D, pero a nosotros nos gusta bastante más el término técnico de Sinterizado por Láser Selectivo (SLS), sobre todo cuando se trata de nuestra última máquina».

Toma una pequeña rueda dentada de plástico blanco de superficie áspera y la gira lentamente entre los dedos: «Hace poco, los compañeros del Departamento de Competición de Porsche nos pidieron que fabricásemos un engranaje completo para una caja de distribución con el fin de realizar ensayos en vacío en el banco de pruebas. Normalmente, la fabricación de estas piezas a partir de una aleación de metal altamente resistente llevaría mucho tiempo y trabajo, pero los compañeros han tratado nuestro engranaje SLS como si se tratara de ruedas dentadas de metal. El Sinterizado por Láser Selectivo es una técnica en la que un láser dirigido por ordenador funde un polvo sintético especial en los puntos previamente definidos. A continuación se desciende la superficie para aplicar más polvo y el láser sinteriza entonces el siguiente nivel conforme al modelo geométrico guardado en el ordenador, y así sucesivamente hasta que finalmente se obtiene el componente deseado con una densidad homogénea, solo que de plástico». Philip Morsey aclara: «Al terminar el ensayo estábamos todos impacientes por saber cuál era el límite de carga del material y resultó que solo al alcanzar los 750 newton/metros se rompió el primer diente. Esto equivale al par máximo de un 911 Turbo S en overboost aplicado a un pequeño diente de plástico. Seguro que ahora entienden por qué no nos parece adecuado utilizar el término de impresora 3D».

Christian Looman toma la palabra: «Con la tecnología SLS producimos componentes realmente operativos para el desarrollo. Piezas únicas y complejas en pocas horas, para que los técnicos de desarrollo puedan llevar a cabo ensayos fiables y realizar las consiguientes modificaciones. En un tiempo muy breve surge una segunda versión y, al final, damos un gran salto en el proceso de desarrollo». Porsche también podría encargar la fabricación de estas piezas a sus proveedores, pero la proximidad y confidencialidad que requiere esta área de desarrollo tan secreta fueron dos factores decisivos a la hora de decidirse por la experiencia y conocimientos internos. A su vez, Philip Morsey, que continúa guiando a los visitantes por las silenciosas catacumbas, acaba de explicarlo: «Además, la tecnología de impresión 3D funciona no solo con plástico, sino también con metal y otros materiales».

A través de unas paredes transparentes de cristal, Looman señala una zona en la que al parecer se está procesando madera contrachapada en varios bancos de trabajo: «Contamos con personal de gran talento y muy especial. Muchos de ellos también se dedican en su tiempo libre al modelismo, por lo que ponen gran pasión y creatividad en su trabajo. Gracias a ello, con frecuencia dan con soluciones sorprendentes para tareas muy complejas. Me encanta la idea de que el espíritu de Porsche asome ya en un estadio tan temprano del proceso de desarrollo».

Al salir del laberinto subterráneo nos espera el punto culminante de este recorrido por las diferentes etapas de gestación de un modelo Porsche. De repente, tenemos ante nuestros ojos el Mission E iluminado con un potente foco, blanco como la nieve, ultramoderno y perfectamente proporcionado. El automóvil atrae a los visitantes como un imán. Pero el intento de abrir una de las puertas es en vano. Solo al mirarlo más de cerca y cuando se empiezan a oír las risas contenidas de Morsey y Looman está claro que se trata de un camuflaje. Las juntas de las puertas parecen de verdad, pero no hay puertas, es tan solo un modelo, un concepto magistralmente materializado.

Texto Till Daun
Fotografía Rafael Krötz