La noche de las noches
La experiencia es lo que cuenta en Le Mans. También un piloto de Fórmula 1 tiene que acumularla primero. Nico Hülkenberg queda encantado por esta vertiginosa carrera nocturna.
La orden de salida al circuito tras la parada en los boxes es siempre la misma: «Ignition on. Hybrid on. Go!» Esta vez la orden por radio anuncia además la primera experiencia de Nico Hülkenberg en una competición nocturna. Este alemán de 27 años es un novato en el clásico de deportivos, como también lo son el británico Nick Tandy y el neozelandés Earl Bamber, con quienes comparte el
Hülkenberg, piloto profesional de Fórmula 1 y temporalmente piloto oficial de
El ingeniero de carreras australiano Stephen Mitas, que llegó a
Hülkenberg permanece un rato de pie en el box antes de meterse de nuevo en el 919 Hybrid. Lleva el casco puesto, se le notan la tensión corporal y la concentración. Hace rato que se ha conectado en la conversación por radio entre Bamber y Mitas. Así se entera de lo que está pasando fuera y cómo se siente su compañero en el automóvil. Parada en los boxes. Hülkenberg se introduce en la estrecha cabina, recibe su botella de agua, neumáticos nuevos y el depósito lleno. El sol está bajo a las 20:53. Gracias a que el desgaste de los neumáticos es moderado, el frescor de la noche permite cuatro stints. ¿Qué es un stint? Es el trayecto que se puede recorrer con un depósito de gasolina: por lo menos 13 vueltas, casi 180 kilómetros. Cuatro stints equivalen aproximadamente a dos carreras y media de Fórmula 1. Hülkenberg nos conduce a la noche de las noches, a un viaje ejemplar de alta velocidad de 13,6 kilómetros.
«Los boxes están iluminados. Fuera, en el circuito, por la noche, se ve la luz ultravioleta de los interruptores del volante. Una vez abandonada la recta de boxes hay que frenar en la primera curva a la derecha para inmediatamente apretar el acelerador. El bólido fluye bajo el magnífico arco Dunlop y llega a Tertre Rouge, una curva a la derecha, tras la que coge velocidad. Entra así en la larga recta. En las dos chicanas es importante esperar para pisar el freno. Hay que saber cuándo hacerlo: por una parte se ha de llegar con mucha fuerza y por otra volver a pisar rápidamente el acelerador para seguir con la recta. Sobre todo hay que evitar salir mal de una chicana, así como prestar atención a los vehículos gran turismo, que son más lentos. Ellos también tienen que posicionarse y no pueden desaparecer como por arte de magia.
Al final de las rectas que preceden a la curva de Mulsanne hay ondulaciones en el pavimento. Es fácil no frenar en el momento adecuado y salirse de la curva en línea recta con las ruedas bloqueadas. A la salida de la curva hay muchos espectadores, y nos dirigimos directamente hacia ellos. En la oscuridad únicamente vemos lo que iluminan los faros. Se conduce de otro modo que durante el día. Como en un túnel. ¡No lo conocía, pero me encanta!
Tras la Mulsanne aparece primero el bosque, oscuridad total a ambos lados del circuito. Las dos curvas a la derecha se toman a toda velocidad. Después vienen Indianápolis uno y dos, curvas brutales con muchísimo peralte. Se siente la compresión en el coche y la dirección se vuelve dura. A más de 300 km/h se entra en Indianápolis uno, frenando en mitad de la curva Indianápolis dos. No se pueden descuidar ni el punto de frenado ni el peralte, sino se provoca un considerable subviraje. Y allí no hay mucho espacio para maniobrar. ¡Un punto crítico! Y más cuando coincides en la curva con automóviles más lentos.
El
Las curvas
Chicana Ford, la última, todo sobre ruedas. Por fin se deja ver la tribuna principal. Stephen se comunica ahora conmigo y me dice qué interruptores tengo que accionar para que el automóvil dé su máximo rendimiento. Yo le cuento mis sensaciones y vuelvo a buscar mi camino entre el tráfico».
Maniobrar por el tráfico, manejar el complejísimo coche de carreras híbrido, circular a velocidades de sprint… y eso durante 54 vueltas. Después de tres horas y veinte minutos Hülkenberg, que encabeza la carrera, entrega el mando a Nick Tandy. Entrar en la zona de boxes, conectar el limitador de velocidad, desconectar la radio, aflojar el cinturón de seguridad y parar en el punto exacto. La manguera de la gasolina se encaja en el depósito, Hülkenberg abre la puerta y se desliza afuera del bólido. En el box se quita el casco y el pasamontañas. Está radiante, a pesar de estos cuatro stints se siente todavía fresco: «Me gusta muchísimo la oscuridad. Ya fue así en las pruebas, y ahora en la carrera mucho más. Las carreras de Fórmula 1 están completamente iluminadas con proyectores, no se puede comparar. En Le Mans tienes solo TU automóvil y TUS faros. Estás solo, te sientes invisible».
Hace rato que Tandy ha desaparecido en la noche con el 919. Queda todavía un buen trayecto. Pasarán todavía más de 14 horas antes de que Nico Hülkenberg atraviese con el vehículo la línea de meta, con una vuelta de ventaja con respecto al otro
Texto Heike Hientzsch
¿Qué hacer en Le Mans?
24 horas
Ciudad
A lo largo de los siglos Le Mans permaneció prácticamente intacta. Es así que el casco antiguo histórico de la ciudad, con calles adoquinadas, se mantiene en buenas condiciones. El centro está situado en una colina y está protegido por una muralla restaurada con once torreones, a orillas del Sarthe.
Atracción turística
El punto más céntrico de Le Mans lo constituye la catedral de San Julián. La edificación está formada por un coro gótico con doble deambulatorio al que hay adosada una nave románica.
Marca
Le Mans y 24 Horas es una simbiosis para vehículos gran turismo y automóviles deportivos, no solo en el clásico de largo recorrido. A lo largo de un año tienen lugar otras competiciones de 24 horas para inlineskates, escúteres, motocicletas, karts y camiones. Y hay un torneo de golf de 24 horas. Información: www.lemans.org; www.golfdes24heures.fr; www.24rollers.com