El corazón del mundo
Las 24 Horas de Le Mans viven de su noche. Nueva York, la ciudad que nunca duerme, vive para su noche. Un
La culpa la tiene esta canción, este verso. Esta línea sobre la ciudad que nunca duerme cantada por lo bajo en este brainstorming sobre las 24 Horas de Le Mans, «I wanna wake up…». Nueva York es lo suficientemente rápida, lo suficientemente ruidosa, lo suficientemente desafiante para poderse considerar parangón urbano de la clásica carrera de automovilismo. En particular Manhattan, esa especie de dedo cubierto de rascacielos que permanentemente se regenera con extraordinaria energía. Es así como cobra vida en el centro de Manhattan el
«Manhattan recuerda a veces a un portaaviones con los motores en marcha las 24 horas del día», cuenta la reportera Ulrike von Bülow. El
En cada encrucijada el empeoramiento del tráfico cotidiano puede competir con las condiciones del clásico de las 24 Horas de Le Mans. Sensaciones a flor de piel, dramas comprimidos y una marea de imágenes centelleantes y raudas impresiones. El recorrido a lo largo del Central Park nos recuerda la recta de Hunaudières, en la Grand Central Station encontramos el equivalente del Puente Dunlop, y la excursión dominical nos podría llevar a la plaza de Coney Island, con su noria gigante parecida a la del circuito. Pero nos quedamos en Manhattan, por sí misma un parque de atracciones. Se encuentran suficientes noctámbulos en Times Square, donde no solo el tiempo es oro, sino que también están los inmuebles más caros. A primera y a última hora el
Comenzamos a sentir el factor de la dopamina que genera esta ciudad, hay que percibirla con todos los sentidos. Nuestro Gran
Porque en particular las personas están aquí orgullosas de su aceleración. Las ha hecho más duras, ambiciosas, incluso desconsideradas. Con una clara norma de circulación: podrán ver a los demás, pero sobre todo se tienen en cuenta a sí mismas. Así más o menos funciona la regla de la prioridad cuando fluye el tráfico por las avenidas. Encontrarse de repente rodeado por seis taxis es como sentir una fiebre amarilla urbana. Pero también en esto el tráfico es metafórico. Quien logra avanzar en Nueva York, puede avanzar en cualquier parte. Por ello no se deben perder de vista las posibilidades que se presentan, aunque solo sea la de hacer de repente un hábil giro. Lo hemos conseguido, y nuestro pasajero en el asiento de atrás levanta el pulgar. Bloquear un cruce con el semáforo en rojo puede costar una multa de 150 dólares.
Kirk, el neoyorquino sentado al volante del
Cada una de las avenidas narra su historia, cada una diferente, y cada día y cada noche otra. La Séptima es la avenida de la moda, la Madison la de la publicidad, en los alrededores del Central Park viven los ricos tradicionales y la Sexta se conoce solo como la Avenida de las Américas. Todas tienen en común la intemporalidad y el asfalto resquebrajado y con parches, pero también la oportunidad de que cada bloque vuelva a significar un nuevo encuentro con la vida. Quien quiera saber por qué una suspensión neumática adaptiva es relevante para lograr una posición estable del vehículo, puede elegir Nueva York como circuito ideal de pruebas.
El tráfico rodado en Manhattan no declina porque llegue la oscuridad. Aunque hablar de oscuridad es aquí algo extraño. Es una incógnita que, con esta iluminación, en la 42nd Street, una de las rectas de boxes neoyorquinas, no haya aún aterrizado ningún ovni. Incluso desde el cosmos se reconoce bien el centro de luz, a lo que el
Pero no siempre es fácil, cuando de repente cruza por delante un hombre en tanga y sombrero de cowboy o una mujer con un peinado como el de Lady Gaga. Probablemente sea Lady Gaga. El resto de las mujeres llevan vestidos de lujo, pero zapatillas desgastadas. Es lo que aquí se llama street smart, saber llevar las iniquidades de la calle. Porque en la bolsa de deporte llevan los zapatos de tacón, dependiendo de la hora para la oficina o la discoteca. Nuestro palco móvil tiene sus ventajas. Solo hay que reclinarse ligeramente en el asiento deportivo, pestañear y volver a observar con concentración el exterior llamado Nueva York.
Puesto que en el tráfico urbano, a diferencia del circuito de carreras, no hay coronas de laurel, acudimos a una floristería del SoHo. Abierta día y noche, ¡qué práctico! Las luces que rodean el
A las cinco de la mañana incluso se siente el calor de un anuncio de neón, aunque solo sea porque anuncia café caliente. Bajo su luz, los charcos que hay delante del carro del vendedor ambulante van cambiando de color, del amarillo, al rosa y al azul. El
Hace tiempo que hemos dejado de buscar la luz, pero seguimos buscando el código de la ciudad, la táctica de la noche. A los noctámbulos y a los early birds les une la edificante sensación de que la ciudad yace a sus pies, y de que la tienen toda para ellos. Poseer el corazón del mundo, ¡qué pensamiento más seductor! La tripulación está poseída por una tremenda carga emocional. «Es la energía que desprende lo que me atrae una y otra vez a esta ciudad», confiesa Kirk. Cuando, al apearse del coche, retira con el pie un zapato de la acera, dice únicamente: «Debe haber sido una noche interesante».
La creación de emociones es el denominador común de
Texto Elmar Brümmer
Fotografía Steffen Jahn
La noche es joven
Tres neoyorquinos que trabajan en
Waskar Medal
¿Qué efecto tiene la noche en Nueva York?
En una palabra: magnificent. Es más lujosa y más excelente que en cualquier otro lugar. Es cuando verdaderamente sientes que te encuentras en la capital del mundo.
¿Una recomendación para Midtown?
Podría dar unas cien y no habría acabado. Lo que prefiero es ir unos cuantos bloques más allá de nuestra tienda. Allí en la Calle 58, está el Lavo. En un único lugar tienes todo lo que hace que la noche neoyorquina tenga tanta vida: buena comida, buenas bebidas, buena distracción. Y abajo hay un night club. Recomiendo probar sus postres: sus creadores son italianos.
¿Cómo debería acabar una noche en Nueva York?
Siempre termina positivamente. Porque sabes que el día siguiente volverá a ser en cualquier caso un día brillante. Es lo que prometen las buenas vibraciones de esta ciudad.
Sentina Beauchamp
¿Puede usted también describir la noche de Nueva York con una palabra?
Por supuesto. Pero prefiero elegir tres letras: ¡F-U-N!
¿Y cuál es el mejor lugar para experimentar esta diversión?
Me gusta ir a hoteles que se han convertido más o menos en puntos de encuentro nocturnos para los neoyorquinos. El night club Le Bain del Standard Hotel en la High Line es un ático con terraza en la azotea y tiene los mejores DJs. Pero también está muy bien otra terraza, la del Sanctuary Hotel en la Times Square. Se llama Haven, pero más bien te encuentras cerca del heaven. Puede que sea por los cócteles. Y otro lugar por todo lo alto es el Sky Room, en un piso 46 de la Calle 40.
¿La mejor hora para salir?
Solo hay una norma horaria: no demasiado temprano, en ningún caso antes de las nueve. Por lo general lo bueno empieza a las once. Y la noche tiene después muchas paradas.
Zola Vieira
Describa por favor la diferencia entre el día y la noche en Nueva York.
De hecho son dos ciudades distintas. De día hay mucho ajetreo, la gente solo piensa en su trabajo. Por la noche se mezclan los negocios y el placer. Y aunque parezca que pueda ser estresante, es así como descansan las personas de la gran ciudad. Necesitan cierta celeridad.
¿Qué días de la semana son los mejores para encontrar a verdaderos neoyorquinos?
Los sábados por la noche es cuando en Manhattan hay más movimiento. Y la segunda mejor noche es el miércoles. Este ritmo está bien, entretanto puedes relajarte.
¿Tiene un club nocturno favorito?
Yo prefiero el Club Hopping, lo mejor empieza a partir de la una de la madrugada. Pero si debo nombrar un club, entonces sería el Marquee en la Décima Avenida. Allí la noche es siempre joven. Y cuando se hace de día, es un day club.
Entonces nos podrá dar la mejor recomendación para conseguir entrar…
Muy fácil: solo tiene que tener un aspecto moderno…
Hotspots & nightspots - Direcciones útiles en Manhattan
Lavo, 39 East 58th Street
Le Bain/Standard Hotel, 848 Washington Street
Haven/Sanctuary Hotel, 132 West 47th Street
Sky Room, 33 West 40th Street
Marquee, 289 10th Avenue