Las luces son uno de los principales distintivos de Porsche, tanto en los modelos de serie como en los de competición. Una combinación fascinante entre diseño y electrónica que les presentamos de la mano de las luces de circulación diurna.
Las luces son parte de la identidad, tanto por la noche como por el día. Por tanto, deben presentar las mismas características que los deportivos de Porsche, puristas, inconfundibles, singulares, además de respetar el principio de que un Porsche debe reconocerse a la legua. Desde que se adoptó la luz de circulación diurna, integrarla respetando estas cuestiones se ha convertido en una tarea fascinante para Heinz Redlich, uno de los diseñadores del Porsche Design Studio del Centro de Investigación y Desarrollo de Weissach (Alemania). Un trabajo como este es algo que apasiona a los diseñadores, pues las LED (light emitting diode) de un Porsche no pueden emular las luces navideñas: «No es lo que queríamos. Eso es algo que enseguida pasa de moda». Todos los rasgos de un Porsche han de ser potentes y duraderos. Y las luces no son una excepción, al contrario.
Como no podía ser de otro modo, el 918 Spyder, un puente entre los modelos de serie y los de competición, tiene el frontal de cuatro ojos.
Desde el primer esbozo hasta que la luz diurna se concretó en una pieza impecable, Heinz Redlich y Peter Heimpel (compañeros en el departamento de Desarrollo Eléctrico) se reunieron en numerosas ocasiones. Y es que para materializar el ambicioso proyecto no tenían más espacio que lo que ocupa un melón de tamaño medio. Partiendo de prescripciones e ideas fue tomando forma el faro de cuatro puntos, un distintivo que llevan los modelos superiores: el Panamera Turbo (2009), el 911 Turbo, el Cayenne Turbo y el Macan Turbo. La filosofía subyacente está clara: «Todo Porsche necesita un rostro. Los faros de cuatro puntos son identidad de marca, ya que no dejan lugar a dudas de que se trata de un Porsche», asegura Redlich. La idea de los cuatro focos de LED nació dibujando: «Cuatro puntos alrededor de un módulo es una proporción ideal. Tres hubiera sido difícil y más serían demasiados», explica el diseñador.
Asimismo, los requisitos técnicos y la carrocería adyacente también tienen una enorme influencia en el diseño de los faros. Si se colocan muy altos, el alcance de la luz de cruce es mayor. Un desafío cuyos pormenores conoce muy bien Heimpel: «Cuanto más arriba estén, más hacia atrás tenemos que echarlos. Es por el frontal aflechado, nos metemos en el cubo de la rueda». Y es que un faro es un elemento de gran complejidad que no se compone únicamente de cristal, reflectores y luces: detrás de la propia luz se encuentra un faro rebosante de tecnología y, desde que se empezó a usar la función cornering, hay todo un arsenal de funciones a las que hay que encontrar sitio en el limitado espacio, incluyendo la refrigeración.
A todo esto hay que añadir las distintas normativas legales, el reglamento sobre colisiones, el de protección del peatón y los requisitos específicos de cada país. Así, por ejemplo, en Estados Unidos las luces largas no pueden situarse encima de las cortas. Al final, se trata de componer un laborioso puzle para cuyo desarrollo el equipo de diseño al completo tiene que estar permanentemente en contacto con los técnicos. Pero no pasa nada, pues, tal y como afirma Heimpel, la ambición es intrínseca a la marca: «Al final del día un faro tiene que resultar ‹apetitoso› y tener un rendimiento máximo. Es la forma de trabajar en Porsche».
El faro de cuatro puntos permite encuadrar rápidamente al Macan Turbo en la familia Porsche de los deportivos superiores.
A partir de la simplicidad de una bombilla y un cristal de dispersión, los ojos de Porsche han evolucionado mediante reflectores de forma libre, que ya no requieren canaladura en los cristales. Y, para obtener una eficiencia aún mayor (la bombilla sólo utiliza un 3 % de la energía para emitir luz), de los faros de xenón se pasa a luces LED, que transforman en luz un 20 % de la energía. El 911 Turbo S, el Panamera Turbo S y el 918 están equipados con faros con tecnología full LED. En los demás modelos, la luz de circulación diurna LED de cuatro puntos se combina con faros de xenón para una iluminación perfecta tanto del vehículo como de la carretera. Los modelos superiores de Porsche están equipados, además, con PDLS+ (Porsche Dynamic Light System), un sistema que puede con todo: alcance del cono de luz adaptable, luces para condiciones meteorológicas adversas y un sistema basado en una cámara para regular la distribución de luz. Un asistente de luz de carretera detecta a los vehículos que circulan en sentido contrario o por delante y cambia automáticamente a luz de cruce para no deslumbrarlos. Un asistente de crucero activa las luces de curva izquierda y derecha para así ampliar el cono de luz e iluminar mejor el entorno más cercano. Pequeñas maravillas de la alta tecnología.
Una imagen inconfundible que simboliza su clase deportiva: la luz del 911 Turbo S.
El arte de diseñar las luces está en constante evolución. El sistema del Porsche 918 Spyder también se desarrolló pensando en la eficiencia. Dado que el superdeportivo está construido para que la eficiencia sea máxima, el módulo luminoso que requiere es el más ligero de cuantos se desarrollan en Weissach. «Si queremos que el módulo tenga opción de giro, el peso aumenta», comenta Redlich, por lo que el 918 se ha construido renunciando a luces giratorias, mucha electrónica y controles, logrando así reducir 1,5 kilogramos el peso de los faros respecto al 911. En la implementación del Spyder se ha sido consecuente con el principio de los cuatro ojos, también en los intermitentes.
Heinz Redlich es el responsable del aspecto de la actual generación de faros de Porsche.
Los faros también forman parte del rostro de los Porsches de carreras. Así, el Campeonato Mundial de Resistencia, que alcanza su máxima expresión en las 24 Horas de Le Mans, es el escenario perfecto. Por ello, es lógico que el 919 Hybrid, un prototipo LMP1, también luzca los faros de cuatro puntos al tiempo que cumple estrictos requisitos técnicos: mucha luz y hasta 800 metros de alcance. A velocidades altas, en circuitos oscuros y con vehículos de clases más lentas, la luz es también un importante elemento de seguridad. Martin Kaussen, que trabaja en el desarrollo de coches de carreras, lo explica así: «Como los reflectores, la iluminación tiene que ser óptima desde el primer minuto hasta el último, tanto de día como de noche». La premisa esencial es la simplicidad. Para que la iluminación del circuito sea óptima sin tráfico en sentido contrario se han diseñado dos luces de largo alcance (main beams) y dos luces «lápiz» (pencil beams). «No necesito ni luz de cruce ni luz de circulación diurna, lo que necesito es una luz de circulación completa y de gran alcance que no deslumbre a los vehículos que circulan delante de mí y que les ayude iluminando la dirección hacia la que deberían apartarse», explica Kaussen.
Como manda la norma: también en el Panamera Turbo S las luces LED actúan como embajadoras de la marca.
Para lograr la máxima eficiencia en carretera, en el controlador de los faros se ha instalado la opción de modo diurno y nocturno en las luces largas. Mientras que por la noche, cuando el conductor quiere adelantar y activa el avisador luminoso, se reduce brevemente la intensidad de los pencil beams, durante el día –cuando la luz permanece siempre baja– esta aumenta brevemente. Los vehículos GT, más lentos y con luces amarillas, reconocen la veloz caravana de LMP1 por la pureza de su luz blanca, y en el caso del 919 Hybrid, por los cuatro puntos. Unos faros que son una adaptación de los de serie, pero que en el circuito adquieren otras funciones completamente diferentes. Si fallara uno solo de los módulos, el faro tendría que se sustituido de inmediato, como indica el reglamento. Hay sistemas de refrigeración y sujeción inteligentes para prevenirlo. El vehículo es un auténtico Porsche Intelligent Performance del bueno: sumamente ligero, sumamente robusto y sumamente luminoso. Con poca pérdida de energía por calor residual y una compleja distribución lumínica para que la visibilidad sea óptima, pero sin renunciar a la simplicidad de construcción.
Martin Kaussen (izda.) diseña faros para coches de carreras; Peter Heimpel para los vehículos de serie.
Heinz Redlich ya se encuentra inmerso en el desarrollo de la próxima generación de faros. Como existen varios modelos disponibles con faros de cuatro puntos, el diseñador está tratando de idear otro distintivo para los modelos superiores. El resultado de sus elucubraciones es, de momento, confidencial. Pero si una cosa tiene clara Redlich es que «no vamos a apuntarnos a todos los desarrollos técnicos por el mero hecho de que estén de moda. Lo importante es que se pueda reconocer un Porsche por delante y por el retrovisor por sus faros de cuatro ojos».
Texto Jo Clahsen
Fotografía Rafael Krötz